Salí un día con mi nieto
Con aquel sombrero de pajas
Hecho con aceite de palma
Para ver este rosal silvestre
Con sus frutos rojo anaranjados
De trampaculos, tapaculos
O escaramujos como se les conoce.
El niño quiso cogerles
Para luego ir tirándoles
Por la carretera que va
Desde el Cementerio a Villalonquejar
En Burgos,
Le arranqué una rama
Que le puse como una cinta
En el pelo.
El niño se quitó la cinta
Y fue arrancando estos frutos
De uno en uno
Astringentes, antidiarreicos, diuréticos
Antiinflamatorios y bentónicos
Que yo recogía del suelo
Para guardármeles en el bolsillo
Y, un día, sembrarles
En la huerta de Rita
En la Ribera del Duero.
-Estos frutos de aporte CADE
Le dije a mi nieto
Te digo: con Vitamina C, A, D y E
Son como la Religión y la Política
Sus hostias y comandas
Que aportan buenas cosas
Al entendimiento humano
Como es el rebuznar con ansia y presura
Por elevar las plegarias hasta el cielo
O imitar a los políticos y su rey
Prevaricando o jodiendo
Del modo más solemne y circunspecto
A sabiendas de que estos trampaculos
Nos producirán infecciones de vejiga
Mareos y migrañas
Y nos taparán el culo
De por vida
Como a esa buena beata vieja ¿ves?
Que se desgañita
En orinar entre dos coches
Cual devota prosternada
O ese anciano vejete
Que se esmera con esfuerzo
En orinar contra ese árbol
Y, compungido, ve
Que no le sale ni una gota
Odiando a su perrete blanco que lo hace
Con devoción y presura.
Qué grato es el placer de orinar
Mucho y a lo alto, mi niño.
Y no digamos el cagar
Exhalando pedos santos
Que al más indiferente excita.